Hoy nos toca despedirnos, y aunque nuestro corazón está lleno de tristeza, también lo está de agradecimiento. Gracias por todo el amor que nos diste a lo largo de los años, por tu compañía, tus travesuras, y esa dulzura que siempre te acompañó. Nos enseñaste a valorar cada momento, a disfrutar de las pequeñas cosas y a ser mejores con tu amor incondicional.

Siempre serás parte de nuestra familia, y nunca olvidaremos tu lealtad, tu alegría y tu forma de llenar nuestra casa de calidez. Aunque ya no estés físicamente con nosotros, tu espíritu y los recuerdos de todos los momentos que compartimos permanecerán en nuestro corazón para siempre.

Te queremos mucho, Mona, y siempre estarás en nuestras vidas, aunque en una nueva forma. Descansa en paz, y recuerda que siempre fuiste muy amada.

Con todo nuestro cariño,
Tu familia.